沖 diaries: 東京 - Tokyo (I)

05 octubre 2016

東京 - Tokyo (I)

"Anda, pero si es Wolfgang de Sense8 con 10 años más."
Yo refiriéndome al pasajero de al lado en voz alta, sin darme cuenta de que ahí todavía podían entenderme.

La verdad es que no hay mucho que contar sobre los vuelos de ida. 
Puesto que todos queríamos ventana, nos sentamos en fila, uno detrás de otro, Así pues, esas 7 horas y pico se resumieron en comer (para quienes no lo sepan, Emirates ceba a sus pasajeros cual granjero amante del bacon) y en mirar capítulos de Crazy Ex-Girlfriend en la mini televisión del avión. Hubo un momento en el que saqué la tablet para dibujar un rato y acabé de cháchara con los dos pasajeros de al lado (Wolfgang incluido). En cambio, el vuelo de Dubai a Tokyo se hizo eterno y, al igual que al otro, no paraban de darnos de comer. 
-- Mención especial a la cena de las 4 am --

10 horas después llegamos por fin a Tokyo, donde Shione, una amiga de Anna, nos estaba esperando. Esta chica, que después resultó ser 100% cinnamon roll, nos ayudó con las maletas y nos acompañó al hotel. Después de dejar las maletas fuimos a cenar a un restaurante, cerca de donde nos alojábamos. 

Mi romance con la comida japonesa (1) - Ensalada de soba

D-1 ~ Primeras impresiones  
Shibuya - Harajuku - Shinjuku

Nos levantamos a las 7 para salir a las 8 del hotel e ir directos a Shibuya. Este día fue cuando empezó la escalofriante aventura del metro de Tokyo, que se compone de 3 empresas distintas de metros y trenes con numerosas líneas en cada una.


Al llegar a Shibuya, lo primero que hicimos fue sacarnos fotos con la estatua de Hachiko y buscar algún sitio para desayunar. Acabamos metidos en una especie de restaurante de una cadena llamada Sukiya. Tanto Sílvia como Anna y Fye optaron por un desayuno contundente al estilo japonés. Puesto que mi hambre era más bien escasa, pedí un pudding de calabaza con un zumo de manzana. 


Después de esto, estuvimos paseando por la zona mirando tiendas y entramos en el Shibuya 109, un centro comercial de 10 plantas de lo más perfecto lleno de boutiques de mujer. También fuimos a un Lush, donde se nos presentó la primera oportunidad de tener una conversación en japonés con una de las dependientas, quien resultó mostrar interés sobre nuestros planes y mi pintalabios. 

Ya era mediodía y nuestra próxima parada era Harajuku, donde nos íbamos a reunir con Sergio, un amigo de Fye que también está de intercambio. Éste nos llevó al templo Meiji, un espectáculo para la vista en medio de la ciudad rodeado de unos jardines preciosos. 

Ema en el templo Meiji
Al salir de los jardines del templo, dimos una vuelta rápida por Harajuku. A decir verdad, este día me llevé una pequeña decepción con esta zona en concreto. No obstante, unos días más tarde, mi opinión cambió por completo. 



Cuando ya oscureció, decidimos dirigirnos hacia Shinjuku; ahí fue donde me enamoré.


Máxima iluminación, tiendas, gente, música...ambiente por todas partes. Parecía que esta parte de la ciudad nunca se iba a dormir. Mi asombro por esta magnificencia me superaba en todos los sentidos, no podía parar de mirar a todas partes y de chocarme con la gente a causa de mi falta de atención en las cosas insignificantes de este festival de luces colosal. Shinjuku, eres una pasada.

Robot Restaurant en Shinjuku
Aparte de iluminar media calle, tenían la canción del restaurante a todo volumen y en bucle.
Aún así, ya era hora de cenar y estábamos cansados de no haber parado de andar durante todo el día sin haber descansado adecuadamente, así que Sergio nos llevó a un restaurante que estaba muy bien de precio y donde la comida era deliciosa.

Soba con tempura de verduras y huevo

Lo divertido de todo esto fue volver al hotel, ya que en Shinjuku hay 16 estaciones de metro y encontrar la nuestra fue toda una odisea. 

D-2 ~ Paseos en canoa  
Odaiba - Tsukiji - Ginza

"Mierda, cómo llueve."
Resumen del día

Gracias al buen sentido de la orientación de Fye, cogimos un bus por la mañana y nos dirigimos a Odaiba. Íbamos con el tiempo escaso, pues habíamos quedado con Shione en el mercado de Tsukiji para ir a comer sushi. Por si la acumulación de planes que teníamos fuera poco, llovía a cántaros así que nos refugiamos en un centro comercial del Palette Town. 




Después de mirar unas cuantas tiendas, cogimos un monorrail que recorría la ciudad entera por encima y nos dirigimos hacia el mercado de Tsukiji, donde habíamos quedado con Shione. Al puro estilo español, llegamos una hora tarde porque llovía cada vez más y nos costó bastante llegar a nuestro destino. 


Después de comer, fuimos a visitar la casa del emperador de Japón, que está abierta al público.


Al salir (o mejor dicho, cuando nos echaron) de tierras sagradas, deambulamos hasta encontrarnos con los grotescos y lujosos edificios de Ginza.




Y,fue en Ginza donde empezó la cadena de sucesos random del team Okinawa. 
Mientras hacíamos fotos al teatro (última foto  ), se nos acercó un chico occidental preguntándonos de dónde éramos y que si podía acoplarse con nosotros para cenar. Total, que acabamos hablando de la vida y comiendo noodles en un restaurante de la zona y, después de cenar, se despidió y se fue.

D-3 ~ Sigue lloviendo, pero tenemos suerte  
Ikebukuro - Asakusa

Nos levantamos con la esperanza de ver que la predicción del tiempo se equivocase, pero no fue así; seguía lloviendo y el pronóstico no mostraba que fuese a parar en ningún momento del día.

Después de mucha espera impaciente e insistencia por parte de Sílvia, decidimos ir a Ikebukuro y visitar el Pokémon Center antes de ir a Asakusa, donde habíamos quedado con un amigo de Anna (Takuya).
Como no, antes de darnos el tute por la ciudad, teníamos que encontrar algún sitio para desayunar aunque ya fuesen las 11 de la mañana, así que nos decidimos por un restaurante del mismo centro comercial en el que se encontraba Pokémonlandia.

Un desayuno (para nada) contundente

Entrada del Pokémon Center (Foto robada de Anna ;D )
Que no os engañe lo poco que se ve en la entrada, estaba todo lleno de gente y de todo tipo de merchandising.

Y, otra vez, al puro estilo español, llegamos una hora tarde de la acordada en Asakusa, donde Takuya nos estaba esperando. Juntos, fuimos a visitar el templo y las paraditas que habían alrededor. Entre estos dos, había todo tipo de instrumentos con los que uno podía averiguar la fortuna que lo aguardaba y con los que se podía atraer la buena suerte. Había un ritual, cuyo nombre no recuerdo, a través del cual podías saber cómo sería la suerte en un futuro próximo sacando un palito de un bote, y buscando el cajón que corresponía al número escrito en el palito que contenía un papel con el resultado. Si salía mala suerte, había que atar el papel en una de las barras del poste que había al lado de la caseta. A Anna y a mí nos tocó suerte excelente, a Sílvia le salió regular y a Fye le tocó la mala a saber quién le echó mal de ojo porque cuando fue a atar el papel en el poste, la barra de éste se desmontó.



Ahí también había para hacer ema pero llegamos demasiado tarde y ya habían cerrado.
-- drama --
Cuando salimos de ahí, fuimos a un centro comercial para hacer nuestra primera visita en un Uniqlo (tienda de ropa bastante famosa en Japón) y tomar algo. Más tarde, Takuya nos llevó a cenar en un restaurante de la zona. Todo tenía muy buena pinta, pero como yo había pasado todo el día con el estómago al revés, no comí nada. ¡Aún así, fue muy divertido!

Por fin habíamos decidido que Akihabara esperaba nuestra visita el día siguiente, así que rezamos todo lo que supimos para que no lloviese otra vez. 

  


¡Atención a la próxima entrada! Viene cargada de oro para la colección de sucesos random del team Okinawa que, al parecer, se concentró todo en los 3 días restantes.

1 comentario:

  1. Ostres Judit...em sembla que no t'aburriras gens,interessant tot.Comença l'aventura.

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